viernes, 27 de febrero de 2015

Subiendo cuentos escritos a máquina: Santiago el Empático





Santiago, el empático



Al oeste de la aldea india Kukushumushu, se encontraba el pueblo de Munir. Un día, dos niños,que eran hermanos, decidieron irse de su casa porque estaban siendo maltratados y llevaban varios días sin comer. Tras atravesar el desierto rojo, llegaron al pueblo indio de Kukushumushu, donde vieron un huerto con hortalizas y decidieron comerse toda la comida.
El hermano mayor, Suki, era un niño extrovertido, valiente, empático, agradable, simpático, de una edad de 13 años y una estatura de 1,60 metros. En cambio, su hermano pequeño, Carlos, era todo lo contrario; le daba vergüenza todo, era un niño muy callado , pero simpático y educado. Al ver aquel huerto, los dos hermanos decidieron comerse toda la comida, aunque Suki sabía que lo que estaba haciendo no era lo correcto, pero el hambre podía con él. Arrasaron el huerto y tenían que ir pensando dónde iban a pasar la noche. Suki tenía miedo a la reacción que iba a tener el pueblo al ver que habían robado toda la comida; por eso, decidieron pasar la noche escondidos en un bosque alrededor de la aldea.
Al día siguiente, el pueblo acudió a Santiago, el sabio de la aldea, para informarle que habían robado la comida. Este era un hombre alto, de una edad de 40 años aproximadamente, con un buen físico y extremadamente empático. Al eschuchar lo sucedido, Santiago imaginó que rondaban lobos por la zona, pero esa misma noche, divisó a dos niños con la ropa rasgada que estaban robando comida del huerto. Al ver esto, comenzó a conversar con ellos:
- ¿Hola?
- ¡Por favor, no nos haga daño!
- No os haré nada.¿Y vuestros padre?
- Nuestra madre murió, y nuestro padre nos maltrata, y no nos da de comer, por eso nos hemos escapado de casa.
- Muy bien, acompañadme.
Santiago acogió a los dos niños en su casa, pero les puso una condición: que no saliesen de casa y que aprendieran juegos atléticos. El viejo sabio entrenaba a los niños día a día en el patio de su casa, y observaba como con el tiempo se hacían más mayores.
Veinte años después, los dos hermanos se proclamaron campeones de la Índia en atletismo, los dos niños, pobres y maltratados, eran más felices que nunca.



FIN

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